lunes, 1 de diciembre de 2008

La humildad: Tao Te King XXIV

Quien se sostiene de puntillas no permanece mucho tiempo en pie.
Quien da largos pasos no puede ir muy lejos.
Quien se exhibe carece de luz.
Quien se alaba no brilla.
Quien se ensalza no merece honores.
Quien se glorifica no llega.

Para Tao, estos excesos,
son como excrecencias y restos de comida que a todos repugnan.
Por eso quien posee el Tao
no se detiene en ellos.

sábado, 15 de noviembre de 2008

El Ahora


Un guerrero japonés fue capturado por sus enemigos y encarcelado. Aquella noche no podía dormir, porque sabía que al día siguiente iba a ser interrogado, torturado y ejecutado. Entonces surgieron en su mente las palabras de su maestro Zen: "El mañana no es real. Es una ilusión. La única realidad es el Ahora. El verdadero sufrimiento es vivir ignorando este Dharma (enseñanza)".
En medio de su terror, súbitamente comprendió el sentido de estas palabras, se sintió en paz y durmió tranquilamente.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Lo humillado será engrandecido. Tao Te King XXII

Lo humillado será engrandecido.
Lo inclinado será enderezado.
Lo vacío será lleno.
Lo envejecido será renovado.
Lo sencillo y puro será alcanzado.
pero lo complicado y extenso causará confusión.

Por esto, el sabio abraza la unidad
y es el modelo del mundo.
Destaca porque no se exhibe.
Brilla porque no se guarda.
Merece honores, porque no se ensalza.
Posee el mando, porque no se impone.
Nadie lo combate porque él a nadie hace la guerra.
¿Son vanas a caso las palabras del antiguo proverbio:
“lo humillado será engrandecido”?
Por esto mismo, el sabio preservará su grandeza.

sábado, 11 de octubre de 2008

El agua. Tao Te King VIII



La suprema bondad es como el agua.
El agua todo lo favorece y a nada combate.
Se mantiene en los lugares
que más desprecia el hombre
y, así, está muy cerca del Tao.

Por esto, la suprema bondad es tal que,
su lugar es adecuado.
Su corazón es profundo.
Su espíritu es generoso.
Su palabra es veraz.
Su gobierno es justo.
Su trabajo es perfecto.
Su acción es oportuna.

Y no combatiendo con nadie,
nada se le reprocha.

lunes, 28 de julio de 2008

La inocencia

Hace mucho tiempo vivió en Japón un ladrón célebre por su audacia. Robaba en el Palacio Imperial y la guardia era incapaz de sorprenderlo. Pusieron precio a su captura. Una noche entró a robar en una lujosa mansión y el hijo del propietario, un niño pequeño, se levantó de su cama y comenzó a jugar con el ladrón sin ningún temor. Este quedó muy impresionado y jugó con el niño hasta el amanecer. Después se entregó a las autoridades y pidió perdón. La inocencia lo transformó.

viernes, 13 de junio de 2008

Poesías del Maestro Ryokan


La lluvia ha cesado
las nubes han desaparecido
ha vuelto el buen tiempo.
Si vuestro corazón es puro,
todas las cosas de vuestro mundo son puras.
Abandonad este mundo flotante,
abandonaos a vosotros mismos
y las flores y la luna
os guiarán por la Vía

________________

La luna está en mi 
y yo soy la luna;
no puede haber diferencia
puesto que son originalmente indiferenciados.
Esta noche la luna ilumina mi espíritu
como ilumina el cielo.


domingo, 8 de junio de 2008

El satori


Había una vez un hombre muy pobre, que vivía en la entrada de un profundo bosque. Apenas tenía para vivir y siempre se estaba quejando de su suerte miserable.

Una noche cuando se disponía a cenar, alguien llamó a la puerta de su casa. Era un monje errante, que le pidió alojamiento por esa noche.

El hombre le acogió amablemente, compartió con él su humilde cena y luego le cedió su propia cama para que pasara la noche.

A la mañana siguiente, antes de partir, el monje le dijo:

Has sido amable y hospitalario conmigo, por eso, en agradecimiento, te voy a confiar un tesoro. Delante mismo de la puerta de tu casa, ahí, en ese espeso bosque, vive un animal fabuloso que se llama Satori. Su vida transcurre en la copa de los árboles, allí come y duerme. El que consiga alcanzarlo, no tendrá que preocuparse nunca más por nada; podrá conseguir todo lo que desee y vivir en paz el resto de su vida.

El hombre se puso muy contento y cuando el monje partió fue al pueblo, compró un hacha he inmediatamente se puso a cortar árboles, “Con un poco de suerte – pensaba – lo sorprendo mientras duerme y antes de que se dé cuenta lo habré cazado”.

Pero el animal Satori era muy sabio y muy viejo, y además poseía la facultad de leer el pensamiento; por eso, cada vez que el hombre se acercaba al árbol donde él estaba, captando sus intenciones, se trasladaba a otro árbol cualquiera.

Así pasó el tiempo. Cada vez que el hombre se acercaba, el animal Satori se cambiaba de árbol. El hombre había talado ya muchos árboles, y aprovechaba la madera para venderla como leña en el pueblo. Así sus problemas económicos se iban solucionando. Llegó el día en que ni siquiera pensaba en el animal. Cortaba el árbol, recogía la madera y se iba.

El animal Stori también había dejado de temerle. No captaba en él ningún pensamiento amenazador.

Una mañana, estaba el hombre como de costumbre cortando un árbol, cuando el animal Satori cayó a sus pies. Estaba durmiendo en la copa del árbol y no había podido detectar en la mente del hombre ni un sóplo pensamiento que le avisara de su presencia.

jueves, 29 de mayo de 2008

Mi corazón arde como el fuego


Sôyen Shakû, maestro zen, solía decir:

Mi corazón arde como el fuego, pero mis ojos están fríos como las cenizas de las brasas apagadas

Durante su vida promulgó y practicó todos los días las siguientes reglas:

Por la mañana antes de vestirte, enciende incienso y medita.

Retírate a una hora determinada. Come en horas determinadas, con moderación y sin saciarte nunca.

Cuando estés sólo mantén la misma actitud que cuando estás con alguien.

Cuando estés con alguien, mantén la misma actitud que cuando estás solo.

Presta atención a lo que dices y todo lo que digas ponlo en práctica.

No dejes escapar la oportunidad cuando se presente. Pero piensa siempre dos veces las cosas antes de actuar.

No te lamentes por el pasado, mira al futuro.

Mantén la actitud intrépida de un héroe, con el corazón benévolo de un niño.

Cuando duermas hazlo como si se tratase de tu último sueño.

Cuando despiertes sal de la cama al instante, como si dejases a tras unos zapatos viejos.

jueves, 22 de mayo de 2008

Todo es lo mejor

Cuando iba Bazán por un mercado escucho la siguiente conversación entre un carnicero y su cliente:

“Deme la mejor pieza que tenga”

A lo que el carnicero respondió:

“Aquí todo es bueno. No encontrará ninguna pieza que no sea la mejor”

Al oír estas palabras, Bazán alcanzó la iluminación.

El perfume de las flores


Un discípulo se quejaba a menudo de que su maestro no le explicaba bien las cosas. Un día paseando maestro y discípulo por el campo, dijo el discípulo:

“¡Que olor tan agradable el de las flores!”

A lo que el maestro respondió:

“Ves como no te oculto nada”

lunes, 21 de abril de 2008

Dios Habla Contigo (Canto Indígena Cherokee)

Un hombre susurró: Dios, habla conmigo
Y un Ruiseñor comenzó a cantar
Pero el hombre no oyó.
El hombre repitió: Dios, habla conmigo
Y el eco de un Trueno se oyó
Más el hombre fue incapaz de oír.
El hombre miró alrededor y dijo: Dios, déjame verte
Una Estrella brilló en el cielo
Pero el hombre no la vio.
El hombre comenzó a gritar: Dios, muéstrame un milagro
Un Niño nació
Mas el hombre no sintió el latir de la vida.
El hombre comenzó a llorar y a desesperarse: Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo...
Y una Mariposa se posó suavemente en su hombro
El hombre espantó la mariposa con la mano y desilusionado
Continuó su camino, triste, solo y con miedo.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Un tambor muy grande

En una charla entre un estudiante y un hombre de la calle, el hombre dijo:

“Tengo un tambor tan grande, que su sonido puede oírse a más de cien leguas”

El estudiante repuso:

“Pues yo tengo una vaca de tamaño tan grande, que cuando anda y apoya las patas delanteras, luego tarda una mañana en apoyar las patas traseras”

El hombre repuso:

“¡No puede haber vacas tan grandes!”

A lo que el estudiante dijo:

“¿Ah, no? Entonces ¿De donde te crees que sacan la piel para hacer tu tambor?”

El general y su reliquia


Un valeroso general contemplaba con admiración su colección de antigüedades. En un momento determinado, cuando sostenía una de sus piezas más apreciadas, ésta se resbaló de entre las manos y estuvo a punto de caer al suelo y romperse.

En ese momento el valeroso general sintió un miedo como el que nunca había sentido en cualquier batalla. Se había enfrentado a situaciones de vida o muerte, había dirigido a sus soldados hacia la muerte y jamás había sentido miedo.

Finalmente el general que había salvado la reliquia de romperse, la volvió a tomar su mano y la rompió deliberadamente.

lunes, 10 de marzo de 2008

Un Buda


Durante la época Meijí, había en Tókio, dos maestros con formas de actuar completamente opuestas.

El primero, Unshô, era instructor de Shingón y seguía escrupulosamente los preceptos de buda. No probaba el alcohol, ni comía nada después de las once de la mañana.

El otro, Tanzán, era profesor de filosofía del Imperio y nunca guardaba los preceptos de buda. Comía cuando tenía hambre y dormía cuando tenía sueño.

Un día Unshô fue a visitar a Tanzán, al que encontró bebiendo vino, una bebida prohibida para los budistas. Tanzán le dijo:

“¡Hola hermano! ¿ quieres un trago?”

A lo cual Unshô le respondió de una manera solemne:

“¡Nunca bebo!”

Tanzán le respondió:

“Aquel que nunca bebe no es humano.”

Ante lo cual Unshô dijo colérico:

“¿Me estás llamando inhumano, por no tomar bebidas enbriagadoras? Si no soy humano, entonces ¿Qué soy?”

Ante lo que Tanzán respondió:

“Un Buda”

lunes, 3 de marzo de 2008

Texto en la Tumba de un Obispo en Westminster

Este texto no es precisamente oriental pero me parece que encaja con la temática, disfrutadlo:

Cuando era joven y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo. Según fui envejeciendo y aprendiendo, descubrí que el mundo no quería cambiar, así que convertí mis objetivos en más modestos e intenté cambiar solo mi país. Pero, ay, también parecía inamovible. Cuando llegué a la vejez, en un último y desesperado intento, me conformé con intentar cambiar únicamente mi familia, los más cercanos a mí, pero ellos tampoco querían. Ahora, en mi lecho de muerte, de repente comprendo : Si tan sólo hubiera intentado cambiarme a mi mismo, tal vez siguiendo mi ejemplo mi familia hubiera cambiado. Mediante su inspiración y aliento, es posible que hubiera sido capaz de cambiar mi país y -quien sabe - tal vez incluso hubiera podido cambiar el mundo.

martes, 19 de febrero de 2008

Toma una taza de té



Un nuevo discípulo acudió al monasterio. El maestro le recibió y le preguntó:

“¿Habías estado aquí antes?”

Y el nuevo discípulo dijo:

“No, maestro, nunca”

A lo cual el maestro le dijo:

“Toma una taza de té”

Después llegó otro monje y el maestro le hizo la misma pregunta:

“¿Habías estado aquí antes?”

Y el monje dijo:

“Si maestro, ya estuve”

A lo cual el maestro dijo:

“Toma una taza de té”

Más tarde el administrador del monasterio le preguntó:

“Maestro, ¿Cómo trata igual a los dos monjes, si han dado diferentes respuestas?”

A lo cual el maestro le dijo:

“Toma una taza de té”

Tiempo de morir

Hakuin, el maestro del Zen, desde pequeño fue avisado de que su maestro poseía una preciosa taza de té, de rara antigüedad. A Hakuin se le rompió accidentalmente esta taza, y se quedo muy perplejo. Oyendo los pasos del maestro que se acercaba, ocultó tras de sí los pedazos de la vasija. Cuando apareció el maestro, Hakuin le preguntó:

-¿Por qué hay que morir?

-Es lo natural -respondió su Maestro-. Todo debe morir y tiene un determinado tiempo de vida.

Hakuin, mostrando la vasija despedazada, explicó:

-A tu taza le había llegado el tiempo de morir.

viernes, 15 de febrero de 2008

El camino embarrado

Cierto día Tanzán y Ekidó, caminaban juntos por un camino embarrado y la lluvia seguía callendo insistentemente.

Al doblar una curva, encontraron una bella joven, vestida con kimono de seda y faja, que no se atrevía acruzar el camino por miedo a mancharse.

Tanzán le dijo:

Ven muchacha, acercaté”

Y la tomó en sus brazos para hecerla cruzar el barro.

Eikidó, mantuvo silencio hasta su llegada a un templopara pasar la moche. Entonces no pudo contenerse más y le dijo a Tanzán:

se supone que los monjes como nosotros debemos de mantenernos alejados de las muchachas, sobretodo si son jóvenes y bellas. De no hacerlo así corremos peligro. ¿Cómo es entonces que la has tomado entre tus brazos?”

A lo que Tanzán le respondió:

Yo tomé en brazos a la muchacha, la cruzé el camino y allí la dejé. ¿Es que tú aún sigues llevandola contigo?”

Si amas hazlo abiertamente

En una escuela zen había veinte monjes y una monja muy bella, practicando la meditación. La monja de nombre Eshún, era tan bella, que incluso con la cabeza rapada y una túnica sin adornos, su belleza destacaba. Había varios monjes que estaban prendados de su belleza, hasta que un día uno de ellos se atrevió a escribirle una carta declarándola su amor y proponiendola una cita.

La monja no le respondió, sin embargo al día siguiente cuando estaban todos reunidos, para escuchar la disertación de tu maestro, al finalizar ésta se levantó y dijo:

si en verdad me amas tanto, ven y abrázame ahora”

viernes, 8 de febrero de 2008

Egoísmo

El Primer Ministro de la Dinastía Tang fue un héroe nacional por su éxito como estadista y como líder militar. Pero a pesar de su fama, poder, y salud, se consideraba un humilde y devoto Budista. A veces visitaba a su maestro Zen favorito para estudiar con él, y parecía que se llevaban bien. El hecho de ser primer ministro parecía no afectar su relación, que parecía ser la de un venerado profesor y un respetuoso alumno. Un día, durante su visita usual, el Primer Ministro le preguntó al maestro, "¿Su Reverencia, qué es el egoísmo de acuerdo al Budismo?" La cara del maestro se volvió roja, y con una voz condescendiente e insultante, le respondió, "¿qué clase de pregunta estúpida es esa?" Esta respuesta inesperada impactó tanto al Primer Ministro que se quedó callado y furioso. El maestro Zen sonrió y dijo, "ESTO, Su Excelencia, es egoísmo".

Concentración


Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero. El joven demostró una notable técnica cuando le dió al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. "Ahí está", le dijo al viejo, "¡a ver si puedes igualar eso!". Inmutable, el maestro no desenfundo su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. "Ahora es tu turno", dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme. Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. "Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro".

martes, 5 de febrero de 2008

Los Símbolos

Cuidado, porque los símbolos se pueden transformar en trampas.
En el libro Cántico para Leibowitz todo pasa en un futuro distante, mil años después de que la actual civilización ha sido destruida. Sus habitantes usan antiguos cables de computadora enrollados en el cuello, porque, dice la tradición, esos cables contenían sabiduría.
Jorge Luis Borges también habla de la transformación de los símbolos: la cruz, un instrumento de tortura, se volvió un instrumento de fe. Una flecha asesina ahora indica una dirección.
Una leyenda Zen cuenta la historia de un maestro que siempre mandaba a atar a su gato, que perturbaba la meditación de los discípulos. El tiempo pasó, y el maestro murió. El gato también murió, y trajeron otro. Cien años después, alguien escribió un tratado, sobre la importancia de tener un gato atado durante una meditación.

domingo, 13 de enero de 2008

Mahatma Gandhi


Una madre llevó a su hijo ante Mahatma Gandhi e imploró: Por favor, Mahatma, inste a mi hijo a no comer azúcar. Gandhi, después de una pausa, pidió: tráigame a su hijo de aquí a dos semanas.

Dos semanas después, ella volvió con el hijo. Gandhi miró bien profundo en los ojos del muchacho y le dijo: No coma azúcar.
Agradecida, pero perpleja, la mujer preguntó: ¿Porqué me pidió dos semanas? ¡Podía haber dicho lo mismo antes!.
Y Gandhi respondió: Hace dos semanas atrás, yo estaba comiendo azúcar.

La Sandalia

En cierta ocasión, mientras Gandhi estaba subiendo a un tren, una de sus sandalias se cayó a la vía. Gandhi y sus acompañantes trataron de recuperarla, pero sin éxito pues el tren ya se había puesto en marcha. Ante la sorpresa de todos, Gandhi con total calma descalzó su otra sandalia y la arrojó igualmente a la vía.

- ¿Por qué has hecho esto? - le preguntaron .

El pobre hombre que encuentre la sandalia tirada en la vía - contestó - de esta manera tendrá ahora un par que pueda usar.