lunes, 28 de julio de 2008

La inocencia

Hace mucho tiempo vivió en Japón un ladrón célebre por su audacia. Robaba en el Palacio Imperial y la guardia era incapaz de sorprenderlo. Pusieron precio a su captura. Una noche entró a robar en una lujosa mansión y el hijo del propietario, un niño pequeño, se levantó de su cama y comenzó a jugar con el ladrón sin ningún temor. Este quedó muy impresionado y jugó con el niño hasta el amanecer. Después se entregó a las autoridades y pidió perdón. La inocencia lo transformó.

2 comentarios:

Pedro dijo...

Hombre tiene su moraleja, y su parte encantadora, pero no me acaba de convencer ;)


Un abrazo,


Pedro.

Anónimo dijo...

Hombre, no deja de ser un cuento, sirve para ilustrar y motivar.

Gracias por tu comentario


Isa