miércoles, 23 de septiembre de 2009

Transitorio


Un famoso profesor espiritual llegó hasta la puerta del palacio del rey. Ninguno de los guardias intentó detenerlo mientras entraba y caminaba hacia donde el mismo rey estaba sentado en su trono.

- “¿Qué quiere?”, preguntó el rey, reconociendo inmediatamente al visitante.

- “Quisiera un lugar para dormir en esta posada”, contestó el maestro.

- “Pero esta no es una posada”, dijo el rey, “es mi palacio”.

- “¿Puedo preguntar quién era el dueño de este palacio antes de usted?”

- “Mi padre. Él está muerto”.

- “¿Y quien era el dueño antes de él?”.

- “Mi abuelo. Él también está muerto”.

- “¿Y este lugar en donde la gente vive por un corto tiempo y después se muda, acaso le oí decir que no es una posada?”

miércoles, 29 de julio de 2009

Fu, de T´ai-yüan. Ensayos Sobre Budismo Zen, del Dr. Suzuki



Recuerdo la época en que no tenía visión (satori),
cada vez que oía la flauta mi corazón se afligía.
Ahora no tengo sueños vanos en mi almohada,
me limito a dejar que el flautista ejecute el son que le plazca.

viernes, 26 de junio de 2009

El que conoce a los demás. Tao Te King XXXIII

El que conoce a los demás es inteligente.
El que se conoce a si mismo es consciente.
El que vence a los demás es fuerte.
El que se vence a si mismo es la fuerza.

El que se contenta es rico.
El que se esfuerza sin cesar es voluntarioso.

El que permanece en su puesto, vive largamente.
El que muere y no perece es eterno.

jueves, 28 de mayo de 2009

Poesías de Ryokan (2)

 

Vivo en un bosque profundo;
las lianas verdes crecen año tras año.
Hasta aquí las preocupaciones de los hombres no llegan.
De vez en cuando escucho el canto de un leñador,
bajo el sol remiendo mi manto,
leo poemas bajo la luna.
A los seres de este mundo me gustaría decirles que
para vivir una vida humana no hace falta gran cosa.
_____
Desde que abandoné a mi familia
paso mis días siguiendo el curso de las cosas;
ayer en la montaña azul,
hoy en la ciudad.
Mi manto cien veces zurcido
mi cuenco atravesando los años.
Bajo la noche límpida,
apoyado en mi bastón,
desenrollo mi estera y me duermo bajo la luna.
¿quien puede decir que todo esto es vano?
Es lo que mi cuerpo necesita exactamente.

viernes, 1 de mayo de 2009

Instrucciones para una vida

Esto es lo que dijo el Dalai Lama al albor del nuevo milenio. Bastan unos pocos segundos para leerlo y pensar al respecto.


1. Ten en cuenta que los grandes amores y logros entrañan un gran riesgo.

2. Si pierdes, no pierdas la lección.

3. Aplica las tres erres:
Respétate a ti mismo,
Respeta a los demás, y
Responsabilízate de tus acciones.

4. Recuerda que, a veces, no conseguir lo que quieres es un maravilloso golpe de suerte.

5. Aprende las reglas para que sepas incumplirlas cuando conviene.

6. No permitas que una pequeña discusión empañe una gran relación.

7. Cuando te des cuenta de que has cometido un error, toma inmediatamente las medidas necesarias para corregirlo.

8. Pasa algún tiempo solo todos los días.

9. Abre tus brazos al cambio, pero no abandones tus valores.

10. Recuerda que, a veces, el silencio es la mejor respuesta.

11. Vive una buena vida honrada. Después, cuando seas mayor y mires hacia atrás, serás capaz de disfrutarla de nuevo.

12. Un entorno de amor en tu hogar es la base de tu vida.

13. Cuando no estés de acuerdo con tus seres queridos, preocúpate únicamente por la situación actual. No hagas referencias a anteriores disputas.

14. Comparte tus conocimientos. Es la forma de lograr la inmortalidad.

15. Sé bueno con la Madre Tierra.

16. Una vez al año, acude a un lugar al que nunca hayas ido antes.

17. Recuerda que la mejor relación es aquella en la que el amor mutuo es mayor que la necesidad mutua.

18. Juzga tu éxito en función de aquello a lo que has renunciado para conseguirlo.

19. Ama y cocina con absoluto derroche.

miércoles, 22 de abril de 2009

¿A quien respetas?



Un hombre fue a ver a Confucio y le dijo:

- Quiero ser su discípulo

El maestro le preguntó:

- ¿Por qué razón quieres ser mi discípulo?

Y el hombre respondió:

- Porque me impresiona mucho su aire noble y digno, la elegancia y riqueza de sus vestiduras, la sinuosidad de la carroza que le lleva al palacio cuando va a ver al emperador…

Entonces Confucio, le pidió a uno de sus discípulos:

- Tare una carroza, ropas de ceremonia, ricamente bordadas y adornos suntuosos.

Luego, dirigiéndose al hombre le dijo:

- Toma todo esto y vete. No es a mí a quien tú respetas y admiras, sino a todos estos objetos, así que llévatelos.