Llegando al final de una jornada de trabajo, un monje comentó a su maestro mientras ambos trabajaban arduamente en el jardín:– Estoy tan cansado que no me queda nada de energía
A lo que el maestro respondió:
– Si no te queda energía ¿De dónde la sacas para quejarte?
No hay comentarios:
Publicar un comentario