Un maestro y su estudiante estaban comiendo un melón. Entonces el maestro preguntó al estudiante:
– ¿Cómo está? ¿Está bueno?
El estudiante no supo que decir y elaboró la siguiente respuesta:
– En realidad, el sabor del melón no existe. Lo que percibimos es una reacción de nuestra lengua frente al melón y que en realidad…
El maestro lo interrumpió y dijo:
– ¡No sea idiota, el melón está muy bueno!
No hay comentarios:
Publicar un comentario