miércoles, 24 de noviembre de 2010

Ni agua ni luna


La monja Chiyonô practicó la meditación sin frutos, durante un largo periodo de tiempo, mientras era alumna del maestro Bukkó de Engaku.

Una noche de luna llena, cuando Chiyonô transportaba agua en un viejo cubo, sostenido con cuerdas de bambú, las cuerdas se rompieron, el cubo se cayó, se desfondó y el agua se derramó. Fue en ese momento cuando la monja alcanzó la liberación. Para celebrarlo, escribió el siguiente poema:

Durante mucho tiempo he tratado de salvar a este viejo cubo,

cuyas cuerdas de bambú estaban rompiéndose.

Hasta que el cubo se desfondó.

Ahora ¡No hay agua en el cubo!

¡No hay luna en el agua!

(He tardado años en entender este cuento, y la verdad es que era muy sencillo, la clave para comprenderlo esta en la frase “Ahora ¡No hay agua en el cubo!”, eso significa: “ahora mi mente está vacía, está libre de preocupaciones, ¡soy libre!” Por eso la monja alcanzó la iluminación. No debemos cargar con más cosas de las que podemos llevar, guardamos cosas que no necesitamos, por temor a necesitarlas en un futuro, pero en realidad no nos hacen falta, debemos aprender a deshacernos de aquello que no nos sirve.)

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