El padre de una familia de mendigos regresó a su hogar, debajo de un puente, donde le esperaban su mujer y su hijo. La mujer le preguntó:
“¿Qué tal? ¿Cómo te ha ido hoy?”
El mendigo respondió:
“Muy mal .Los ladrones han irrumpido en la mayor parte de las casas y han dejado a sus gentes sin nada para darnos”
A lo cual el hijo dijo:
“¡Qué suerte ser pobres. Así ningún ladrón nos podrá robar!”
4 comentarios:
Este es un gran ejemplo de optimismo extremo, todos deberámos aprender de los razonamientos infantiles, son lo mejor para no agobiarse y para no comerse la cabeza de una forma exagerada, nos enseña a relativizar.
Relato interesante. En este tipo de relatos es mejor percibir lo que se cuenta de forma intuitiva, aunque la aclaración hecha no me parece desencaminada.
Un saludete majos
Tal vez, pero cuesta dejarse llevarse por la intuición, por suerte todos los relatos de este blog se pueden comprender hasta por los menos intuitivos.
Me quitaria el sombrero, si no me lo hubieran robado ;D
Lo mas valioso es lo que no te pueden robar, como la imaginación por ejemplo.
Que nadie te robe la sonrisa ;)
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