miércoles, 16 de febrero de 2011

La voz de la sinceridad


Cuando murió el maestro Bankéi, un ciego que vivía cerca de su casa, relató lo siguiente a un amigo suyo:

“Por ser ciego, no veo el rostro de las personas, de manera que debo juzgar el carácter de cada cual por el tono de su voz. Generalmente cuando oigo que alguien felicita a otra persona por su buena suerte o éxito en la vida, siempre noto una pequeña nota de envidia en su frase. Cuando oigo a alguien dar los pésames por la desgracia ajena, suelo notar también un cierto tono de satisfacción y placer por lo ocurrido, como si de esta forma uno viese en el fracaso del otro una posibilidad para su éxito. Pero siempre que oí a Bankéi hablar, noté la sinceridad en su voz. Cuando hablaba de alegría, su voz solo expresaba alegría y cuando hablaba de tristeza, su voz solo expresaba tristeza”

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