jueves, 27 de diciembre de 2007

Una situación tensa


Un día mientras caminaba a través de la selva un hombre se topó con un feroz tigre. Corrió pero pronto llegó al borde de un acantilado. Desesperado por salvarse, bajó por una parra y quedó colgando sobre el fatal precipicio. Mientras el estaba ahí colgado, dos ratones aparecieron por un agujero en el acantilado y empezaron a roer la parra. De pronto, vio un racimo de frutillas en la parra. Las arrancó y se las llevó a la boca. ¡Estaban increíblemente deliciosas!

sábado, 22 de diciembre de 2007

Criticas


En cierta ocasión, un brahman celoso del Buda Shakyamuni fue a verle, lleno de ira y resentimiento, comenzó a llenar de improperios y a insultarle duramente.

El Buda lo escuchaba pacientemente, sin alterarse ni responder a los reiterados insultos que el brahman le dirigía.

Después de un buen rato el hombre se cansó de sus ataques verbales y se calló. Entonces el Thathagata le preguntó:

-¿Ha terminado ya?

- Sí- respondió el hombre.

-¿Recibe visitas en su casa?- le preguntó el Buda.

- Sí, a menudo-- contestó el hombre intrigado.

- Y,¿le ofrece a sus visitantes comida y bebida?- indagó el Buda.

-¿Desde luego! Esa es la costumbre- contestó el brahman.

- Y si las visitas no las quiere, ¿qué hace usted?.

- No me importa. La como y la bebo yo mismo- dijo el brahman.

Entonces el Buda Shakyamuni dijo:

- Eso mismo debe de hacer con sus críticas. Ha sido muy amable al invitarme a sus críticas, pero yo no las quiero. No quiero compartirlas con usted, así que cójalas y cómaselas solo.

El brahman, avergonzado, no supo qué decir.

domingo, 2 de diciembre de 2007

La viuda


Una pobre viuda que vivía en los tiempos de Buda, tenía un hijo al que adoraba. Un día su hijo enfermó y murió, y ella, loca de dolor, se negó a enterrarlo y lo llevaba consigo a todas partes sin hacer caso de las palabras de consuelo y resignación que la gente dirigía.

Alguien le dijo que el Buda estaba en un bosquecito cercano a la ciudad con sus discípulos. La fama del Buda se había extendido por todas partes, y era considerado un gran santo capaz de hacer los mayores milagros. La pobre viuda llegó con el cadáver de su hijo ante el Buda y echándose a sus pies le rogó, entre sollozos, que le devolviera la vida. El Buda dijo:

-Le devolveré la vida a tu hijo a condición de que traigas un grano de mostaza de una casa de la ciudad en donde no haya muerto nadie.

La viuda, llena de esperanzas, partió para la ciudad empezó la búsqueda. En ninguna casa le fue negado el grano de mostaza, pero….

-Mi madre murió hace un mes….-Mi suegra expiró la semana pasada….-Ayer hizo un año que murió mi marido….

No encontró ni una sola casa en donde no lamentaran la muerte de alguien.
Cuando la última casa del pueblo cerró a sus espaldas, no había podido conseguir aún el grano de mostaza.

Al anochecer llegó hasta el Buda. Iba sola, llorando dulcemente.

-¿Y tu hijo? ¿donde lo has dejado? Le preguntó el Tahagata envolviéndola en una mirada compasiva.-Mi hijo ya no existe. Ha muerto y le he enterrado junto a su padre. Ya he comprendido, Maestro. ¡Por favor!, ¡enséñame!

Y el Buda la acogió en su Sangha, y desde entonces hasta su muerte fue su discípula.

Fdo. Taisen Deshimaru.