miércoles, 26 de marzo de 2008

Un tambor muy grande

En una charla entre un estudiante y un hombre de la calle, el hombre dijo:

“Tengo un tambor tan grande, que su sonido puede oírse a más de cien leguas”

El estudiante repuso:

“Pues yo tengo una vaca de tamaño tan grande, que cuando anda y apoya las patas delanteras, luego tarda una mañana en apoyar las patas traseras”

El hombre repuso:

“¡No puede haber vacas tan grandes!”

A lo que el estudiante dijo:

“¿Ah, no? Entonces ¿De donde te crees que sacan la piel para hacer tu tambor?”

El general y su reliquia


Un valeroso general contemplaba con admiración su colección de antigüedades. En un momento determinado, cuando sostenía una de sus piezas más apreciadas, ésta se resbaló de entre las manos y estuvo a punto de caer al suelo y romperse.

En ese momento el valeroso general sintió un miedo como el que nunca había sentido en cualquier batalla. Se había enfrentado a situaciones de vida o muerte, había dirigido a sus soldados hacia la muerte y jamás había sentido miedo.

Finalmente el general que había salvado la reliquia de romperse, la volvió a tomar su mano y la rompió deliberadamente.

lunes, 10 de marzo de 2008

Un Buda


Durante la época Meijí, había en Tókio, dos maestros con formas de actuar completamente opuestas.

El primero, Unshô, era instructor de Shingón y seguía escrupulosamente los preceptos de buda. No probaba el alcohol, ni comía nada después de las once de la mañana.

El otro, Tanzán, era profesor de filosofía del Imperio y nunca guardaba los preceptos de buda. Comía cuando tenía hambre y dormía cuando tenía sueño.

Un día Unshô fue a visitar a Tanzán, al que encontró bebiendo vino, una bebida prohibida para los budistas. Tanzán le dijo:

“¡Hola hermano! ¿ quieres un trago?”

A lo cual Unshô le respondió de una manera solemne:

“¡Nunca bebo!”

Tanzán le respondió:

“Aquel que nunca bebe no es humano.”

Ante lo cual Unshô dijo colérico:

“¿Me estás llamando inhumano, por no tomar bebidas enbriagadoras? Si no soy humano, entonces ¿Qué soy?”

Ante lo que Tanzán respondió:

“Un Buda”

lunes, 3 de marzo de 2008

Texto en la Tumba de un Obispo en Westminster

Este texto no es precisamente oriental pero me parece que encaja con la temática, disfrutadlo:

Cuando era joven y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo. Según fui envejeciendo y aprendiendo, descubrí que el mundo no quería cambiar, así que convertí mis objetivos en más modestos e intenté cambiar solo mi país. Pero, ay, también parecía inamovible. Cuando llegué a la vejez, en un último y desesperado intento, me conformé con intentar cambiar únicamente mi familia, los más cercanos a mí, pero ellos tampoco querían. Ahora, en mi lecho de muerte, de repente comprendo : Si tan sólo hubiera intentado cambiarme a mi mismo, tal vez siguiendo mi ejemplo mi familia hubiera cambiado. Mediante su inspiración y aliento, es posible que hubiera sido capaz de cambiar mi país y -quien sabe - tal vez incluso hubiera podido cambiar el mundo.